Habitar fuera de campo
¿Está delimitada la frontera entre el interior y el exterior de nuestro hogar?
“La señora Marcia no ha establecido nunca una distinción real entre los muebles que vende y aquellos con los que vive, por lo que una parte importante de su actividad consiste en trasladar muebles, arañas, lámparas, vajillas y otros objetos diversos de la vivienda al almacén, la trastienda o el sótano. Estos cambios, motivados tanto por ocasiones propicias de venta o compra (se trata entonces de hacer sitio) como por inspiraciones repentinas, antojos, caprichos o antipatías, no se verifican al azar y no agotan las doce posibilidades de permuta que podrían efectuarse entre aquellos cuatro lugares.”
de «La vida instrucciones de uso» de G. Perec.
Habitar fuera de campo (2018) es un proyecto que da cuenta de las diversas formas en las que habitamos la casa y la calle. Como habitantes de la ciudad, tendemos a pensar que la casa y la calle existen independientemente la una de la otra, pero si prestamos atención a cada uno de estos espacios podemos percibir que esa frontera, a veces, parece difusa. Las fotografías de este proyecto contienen situaciones que podrían perfectamente haber ocurrido en los dos escenarios y todos los menajes que vemos en ellas son elementos que han sido abandonados cuando están fuera o rescatados cuando están dentro.
Este libro pretende construir una atmósfera desde la que transmitir el extrañamiento de habitar fuera de campo.
En la escapada del adentro hacia el afuera, los bodegones más íntimos nos sorprenden con arquitecturas ficticias y simulacros de lo habitado. Pues, en el juego de la producción de espacios, casas inventadas y neveras a pie de calle, nos advierten de «lo extraordinario en lo ordinario».
Ajuares que pasean por rincones públicos, objetos transeúntes que nos narran historias corrientes para invitarnos a ocupar otras vivencias, gustos, costumbres e intereses. Para servirnos de reflejo, a modo de espejo encontrado, que funciona como nexo entre el yo y el otro.
Fachadas, ventanas, verjas y puertas disuelven la linde entre lo público y lo privado. Reliquias bizarras se nos ofrecen como experiencias ajenas, quizás para sugerirnos que de lo útil a lo inútil tan solo hay un paso: un fuera de campo.
Pero esta no es sólo la síntesis de aquello que ya no vale y la construcción de posibles alojamientos, también es la génesis de la sorpresa de lo diario, de la magia del trastero y de los objetos cotidianos. ¿Entonces quiénes somos cuando guardamos?, ¿quién dejamos de ser cuando tiramos? Existe una configuración de la identidad occidental en este ejercicio del conservar/desechar y la inevitable necesidad de habitar de la cual nos habla este trabajo.
Letícia Marrades, 2018